República Dominicana desarrolla distintos proyectos que buscan dinamizar otros destinos a nivel nacional, más allá del Distrito Nacional o Punta Cana. Desde Pedernales hasta a Miches, las iniciativas parecen ser prometedoras.

Un ejemplo de ellas es el puerto de Manzanillo. Su desarrollo busca reposicionar al noroeste como un punto importante de comercio marítimo, con capacidad para atraer inversión y mejorar la competitividad de sectores agrícolas, industriales y energéticos.

El plan de rehabilitación y ampliación del puerto de Manzanillo, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), contempla una inversión de US$100 millones bajo la facilidad de financiamiento flexible. El contrato con el Estado dominicano establece un plazo de amortización de 25 años y un período de gracia de 5.5 años.

Según una publicación del Ministerio de Hacienda y Economía, el programa incluye tanto la modernización del puerto como la rehabilitación de la carretera Navarrete–Montecristi, obras que se consideran clave para conectar el noroeste con los principales centros productivos del país.

Además, la obra comprende la construcción de un muelle principal de 220 metros de largo por 40 de ancho y 15 metros de calado, lo que permitirá el atraque de buques tipo Panamax y Post-Panamax, conectados a tierra mediante un puente de 200 metros.

También se contempla la instalación de un astillero con diques flotantes, talleres, almacenes, aduanas, oficinas administrativas y zonas recreativas para tripulaciones.

El modelo de gestión será tipo “landlord”, es decir, el Estado conserva la propiedad y las funciones regulatorias, mientras que la operación comercial se concesiona a un operador especializado. Este esquema (recomendado por consultorías del BID) busca asegurar eficiencia en la gestión y sostenibilidad financiera en el largo plazo.

“Estamos hablando de una transformación estructural para el noroeste”, explica Jan Roque, gerente de proyectos de la Unidad Ejecutora de Proyectos Financiados con Recursos Externos (UEPFRE) del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. “La ubicación de Manzanillo, con calado natural profundo y cercanía a la costa este de Estados Unidos, lo posiciona como un punto logístico competitivo para exportaciones agrícolas, manufacturas y operaciones de valor agregado”.

Energía, turismo y desarrollo social

La rehabilitación del puerto coincide con otros proyectos de infraestructura que se desarrollan en la zona y que, en conjunto, configuran un nuevo eje económico en la frontera norte. Entre ellos figura la Central Térmica Manzanillo Power Land, a cargo de la empresa Energía 2000, con una inversión superior a US$800 millones.

El proyecto consiste en una planta termoeléctrica de ciclo combinado con capacidad de 414 megavatios (MW) para el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI). Según los reportes oficiales, presenta un avance superior al 85% y se espera su entrada comercial entre finales de 2025 e inicios de 2026.

Para el transporte de la energía generada, ya fue completada una línea de transmisión de 345 kilovoltios (KV) con una longitud de 128 kilómetros, inaugurada el pasado julio por el presidente Luis Abinader. De acuerdo con las autoridades, esta infraestructura energética está directamente vinculada al desarrollo portuario, ya que la terminal marítima servirá como punto logístico para el manejo del gas natural y otros insumos energéticos, fortaleciendo el vínculo entre logística, energía y comercio.

La nueva dinámica económica también se refleja en la llegada de inversiones privadas en servicios y turismo. El Hotel Super 8 by Wyndham Manzanillo, inaugurado en 2022, se ha convertido en uno de los proyectos de referencia en la zona. De acuerdo con su gerente, Carlos Gaud, durante la construcción se generaron 362 empleos temporales y, en su fase operativa, mantiene 24 empleos directos, para un total de cerca de 400 oportunidades laborales. “El hotel ha tenido un impacto multiplicador en actividades como transporte, comercio y servicios turísticos. Ha dinamizado la economía local y fortalecido la cadena de valor regional”, indica Gaud en la publicación.

El establecimiento, con 54 habitaciones, restaurante, gimnasio, piscina y espacios de coworking, se inserta en la estrategia de diversificación productiva de la provincia Montecristi, en un momento en que la región comienza a recibir un flujo creciente de técnicos, inversionistas y visitantes vinculados a los proyectos portuarios y energéticos.

A la par del desarrollo físico, se ejecuta un componente urbano e institucional mediante el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial (PMOT) de Pepillo Salcedo, elaborado con asistencia técnica del BID y coordinación del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD). Este busca armonizar las actividades portuarias con el entorno urbano y ambiental, promoviendo un uso racional del suelo y una mejora en las condiciones de vivienda, saneamiento y movilidad.

“El PMOT de Pepillo Salcedo será un proyecto piloto de referencia nacional”, afirma Helvio Bejarán Álvarez, coordinador del Consejo Municipal de Desarrollo. “Incorpora dimensiones históricas, ambientales y urbanas, pero sobre todo plantea una articulación directa con el puerto como motor de desarrollo”.

Entre sus iniciativas se incluyen la construcción de un “waterfront” en la franja costera urbana, mejoras en el abastecimiento de agua y saneamiento básico, y la adecuación de corredores viales urbanos y rurales para fortalecer la conectividad. Bejarán recuerda que el puerto tuvo gran actividad durante las décadas de 1940 y 1950, cuando operaba la empresa Granada Company, exportadora de banano hacia Europa.

“Tras la salida de la compañía en 1962, el puerto entró en una etapa de baja operatividad. Hoy, con un espigón de 245 metros y calado de 14 metros, se proyecta nuevamente como una terminal de exportación con capacidad para recibir embarcaciones de mayor tamaño”, señala.

Frontera

Los proyectos en ejecución en Manzanillo buscan reducir los desequilibrios territoriales del país. “La rehabilitación del puerto permitirá generar empleos formales, mejorar la conectividad y fortalecer los encadenamientos productivos en comunidades como Pepillo Salcedo, Copey, Dajabón y Montecristi”, sostiene Roque.

También abre oportunidades para atraer inversiones asociadas al nearshoring, en un contexto global donde las empresas relocalizan operaciones cerca de sus mercados de destino. Ubicado en la costa noroeste, con acceso directo a rutas marítimas hacia Estados Unidos y el Caribe, Manzanillo se perfila como alternativa complementaria a los puertos de Haina, Caucedo y Puerto Plata. Según el BID, su modernización reducirá costos logísticos, descongestionará otras terminales y fomentará la diversificación geográfica de la inversión. La obra portuaria concluiría en el 2027.

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