SANTO DOMINGO. — En un país donde el embarazo en adolescentes había alcanzado cifras alarmantes por décadas, una tendencia histórica empieza a revertirse. La República Dominicana ha logrado una reducción sostenida y significativa del embarazo en niñas y adolescentes en los últimos tres años, gracias al impulso de una serie de políticas públicas lideradas por el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) y sus directivas.
Según datos del Servicio Nacional de Salud y la Dirección General de Epidemiología, los partos en adolescentes de entre 10 y 19 años se redujeron en un 9.5 % durante el año 2023, pasando de 25,489 casos en 2022 a 23,070. Pero la caída más contundente se produjo en el primer trimestre de 2024, con 1,623 casos menos que en el mismo período del año anterior, lo que equivale a un descenso del 26.6 %.
Política estructural, enfoque integral
Este avance no es casual ni aislado. Desde 2022, CONANI, en coordinación con la plataforma interinstitucional GANA (Gabinete de Niñez y Adolescencia), puso en marcha la Política de Prevención y Atención a las Uniones Tempranas y el Embarazo en Adolescentes (PPA). Esta estrategia se ha implementado inicialmente en 20 municipios priorizados, identificados como focos críticos de embarazo infantil.
La presidenta ejecutiva de CONANI, Paula Disla, y su equipo directivo han enfocado esfuerzos en cambiar patrones culturales, garantizar acceso a educación sexual integral, fortalecer las capacidades de respuesta del sistema de salud, y ofrecer acompañamiento familiar y comunitario.
“El embarazo infantil es una forma de violencia. No se trata solo de reducir cifras, sino de romper ciclos de abuso, abandono escolar y pobreza estructural”, ha dicho Disla en varias intervenciones públicas.
Resultados visibles: Más educación, menos maternidad forzada
Durante 2023, CONANI y sus aliados lograron sensibilizar a más de 375,000 personas, incluyendo adolescentes, padres, docentes, líderes comunitarios y autoridades locales. Además, se implementaron programas de formación en educación sexual integral, habilidades para la vida, crianza positiva y empoderamiento juvenil, alcanzando directamente a más de 25,000 niñas, niños, adolescentes y cuidadores.
En el plano institucional, el número de Unidades de Atención Integral para Adolescentes se incrementó de 18 a 39 en solo dos años, lo cual ha fortalecido el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.
También se registraron descensos significativos en las uniones tempranas: entre las mujeres de 20 a 24 años, el porcentaje de aquellas que se unieron antes de los 18 años bajó del 31.5 % al 24.9 %, y las unidas antes de los 15 años, del 9.4 % al 4.8 %, en comparación con datos de 2019.
El caso de Dajabón: de epicentro a ejemplo
Dajabón, una de las provincias con tasas históricas más altas de embarazo adolescente, se ha convertido en un caso emblemático de éxito. En el primer trimestre de 2024, los embarazos en adolescentes allí se redujeron en un 44.8 % en comparación con el mismo período de 2023, registrando solo 37 casos. En 2022, ese número había sido de 199.
Este cambio se atribuye a la combinación de intervención comunitaria, fortalecimiento institucional, y el involucramiento activo de redes locales de protección, todas coordinadas bajo el marco de acción de CONANI.
Desafíos persistentes
A pesar de estos avances, República Dominicana sigue teniendo una de las tasas más altas de embarazo adolescente en América Latina. En 2024, se registraron más de 15,900 nacimientos de madres menores de 19 años, lo que equivale al 11.58 % del total de partos del país. Esto significa que cada día, alrededor de 44 niñas o adolescentes se convierten en madres, muchas veces víctimas de relaciones desiguales, coerción o falta de información.
La resistencia cultural, la normalización de uniones tempranas y la falta de acceso equitativo a servicios siguen siendo barreras que CONANI reconoce y combate a través de campañas educativas y legislación protectora.
Hacia una niñez sin maternidad
Los logros de CONANI en los últimos años representan un cambio de rumbo en la historia social del país. La transformación no ha sido solo técnica ni política: ha sido cultural. Ha implicado abrir debates en comunidades rurales, formar docentes, sensibilizar policías, empoderar adolescentes, y sobre todo, restituir derechos.
Con una visión integral de protección, prevención y atención, el organismo ha demostrado que es posible disminuir el embarazo infantil en República Dominicana, siempre que existan voluntad institucional, coordinación entre sectores y una sociedad comprometida con proteger a sus niñas.
