Por César de la Cruz D. – Especial para Gran Diario.
Desde hace tiempo, veracidad y justicia claman ser escuchadas en el caso de Donni Santana Cuevas, exfuncionario público condenado hace años por violación sexual de una hijastra. Hoy, nuevas evidencias y declaraciones arrojan sombras profundas sobre la legitimidad del veredicto y levantan preguntas que nadie en los medios parece tener el valor de abordar.
Un caso con condena adelantada
Desde el inicio, Donni Santana fue sometido, no sólo al rigor del supuesto proceso judicial, sino al veredicto preexistente impuesto por titulares, redes sociales y rumores. Antes de que el juicio tuviera siquiera evidencias claras, su nombre ya era pronunciado con el sello de culpabilidad. Ese juicio mediático, alimentado por filtraciones, declaraciones sin soporte verificable y rumores, apremió a la opinión pública a condenarlo sin derecho a presunción de inocencia.
Pruebas que sugieren inocencia
Contrario a lo que los medios han repetido hasta el cansancio, existen datos que ponen en duda la acusación:
- Donni Santana ha declarado consistentemente que no existe una sola prueba física que lo vincule con los hechos que se le imputan.
- En varios reportes, se señala que los exámenes médicos determinaron que la joven (la presunta víctima) permanece como virgen, y que no se han hallado evidencias físicas de que mantuviera relaciones sexuales.
- La joven que lo acusa ha hecho declaraciones públicas negando el abuso, al igual que una tía que también rechaza categóricamente los señalamientos en su contra.
- Donni Santana afirma que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) emitió reportes que “salieron negativos” respecto a pruebas claves empleadas en su contra, incluyendo evidencia documental cuestionada.
Las fallas del proceso judicial
Más allá de lo mediático, las irregularidades señaladas por la defensa y observadores independientes son demasiado serias como para ignorarlas:
- Contradicciones en los testimonios ofrecidos por quienes acusan. Varios testigos dijeron cosas que no coinciden entre sí, lo que debilita la credibilidad del relato oficial.
- Supuestas manipulaciones documentales: se menciona una carta que, según Donni Santana, fue falsificada y atribuida a la menor, con distintos tipos de letra, lo que sugiere creación forzada de pruebas.
- Influencias externas: se acusa que juezas fueron tentadas con presiones para inhibirse o favorecer cierto curso del proceso, lo que pone en entredicho la independencia judicial.
Los daños invisibles
Mientras tanto, pocas voces se interesan por lo que ha sufrido Donni Santana a nivel psicológico, reputacional, moral y económico. Sentirse condenado ante la opinión pública, sin que existan pruebas tangibles, crea heridas profundas: pérdida de empleo, ostracismo social, estigmatización. ¿Qué ha significado para él tener su nombre asociado con un delito tan grave, cuando incluso la supuesta víctima niega los hechos?.
Una reflexión amarga: cuantos “Donni Santana” existen
Este caso no es aislado. En República Dominicana muchas personas han sido juzgadas en redes y titulares antes de que la justicia tenga la responsabilidad de decidir con pruebas. Y muchas de esas personas —quizás cientos— viven ahora condenadas socialmente, aunque la evidencia real los favorezca.
¿Dónde están los periodistas de investigación que deberían indagar estos casos? ¿Dónde están los medios que exigen transparencia judicial? ¿Dónde los defensores de derechos humanos que clamaban por justicia imparcial? Parece que cuanto más crece la presión mediática, más difícil resulta para los tribunales fallar a favor del acusado, aunque la verdad lo respalde.
Donni Santana merece revisión, justicia y reparación
Este artículo no se pronuncia sobre culpabilidad o inocencia definitiva, pero sí exige que se escuchen estas pruebas que contradicen la versión oficial. Reconoce que el sistema judicial tiene fallas, que la prensa muchas veces actúa prematuramente, y que en este tipo de acusaciones la carga probatoria debe ser implacable.
Donni Santana merece al menos un espacio de justicia real: que se revisen las pruebas, que se conceda acceso público al expediente, que se respete su presunción de inocencia. Porque si en una democracia se permite que alguien sea condenado sin evidencias claras, entonces la justicia queda en manos del rumor y el escarnio, no del derecho.
Los han visto el caso en toda su realidad han quedado convencidos de que aquí hay indicios suficientes para afirmar que Donni Santana podria ser inocente. Que este no sea un caso cerrado, sino un llamado para que todos —medios, justicia y sociedad— exijan la verdad, la transparencia y la reparación para quienes caen víctimas de la condena mediática. Porque la justicia sin responsabilidad ni pruebas reales, deja de ser justicia.