Hace casi un año se ponía punto final a la historia de Brangelina. Angelina Jolie (Los Ángeles,50 años) y Brad Pitt (Shawnee, 62 años) llegaban a un acuerdo de divorcio, ocho años después de anunciar su inesperada separación y tras un largo proceso judicial. Pero ni así se han calmado las aguas. Aunque ha pasado ya casi una década desde que tomaron caminos diferentes, el exmatrimonio sigue protagonizando titulares por las confrontaciones públicas que todavía protagonizan a través de sus abogados en el litigio que mantienen activo por los viñedos del Château Miraval, en Francia. La propiedad en la que se casaron en 2014 en una íntima ceremonia.
Cada semana, nuevos detalles se conocen de este proceso judicial que no parece llegar a su fin. Este miércoles 5 de noviembre, ha sido la revista People la que ha publicado nuevos datos: Pitt demandó a Jolie por 35 millones de dólares (unos 30 millones de euros, al cambio actual) por daños y perjuicios en el caso de la finca que compraron en 2008 cuando eran pareja y de la que ella vendió su parte a un empresario ruso tras la separación. Tal y como recoge la citada publicación, el pasado 29 de octubre el equipo legal del actor presentó como prueba comunicaciones intercambiadas con los abogados de la actriz en lo que respecta a la venta de sus participaciones en 2021.Más informació
Todo estalló en 2021, cuando Jolie acusó a Pitt de bloquear la venta de su parte del viñedo; en febrero de 2022, el actor denunciaba a la también directora por vender su parte de la finca al empresario Yuri Shefler sin previo aviso, a pesar del acuerdo que supuestamente tenían de no vender las acciones sin conocimiento del otro. Semanas después, ella presentó una contrademanda alegando que nunca existió tal acuerdo y que la transacción fue una manera de cerrar un “capítulo profundamente doloroso y traumático de su vida y la de sus hijos”. Precisamente, este es el punto que ahora les mantiene enfrentados: saber si la venta se produjo pese al acuerdo que la entonces pareja mantenía o si este no existía.

“La complejidad de cualquier proceso de producción de pruebas es responsabilidad del propio señor Pitt, quien está demandando a la señora Jolie por 35 millones de dólares en daños y perjuicios. En consecuencia, debe asumir el gasto de producir los documentos que demostrarán dichos daños”, escribieron en 2023 los abogados del intérprete de Troya. La cifra que ahora People ha hecho pública.
Otro de los correos intercambios, esta vez enviado por los abogados de Jolie, mencionaba que su exmarido estaba “buscando una indemnización por los supuestos daños a las operaciones en curso de Miraval”. También reclamaban que presentase los documentados “relacionados con las razones por las que [Pitt] necesitaba un acuerdo de confidencialidad de cuatro años que cubría su conducta indebida personal” y entendían que esas comunicaciones “son clave para el núcleo del caso”. Su defensa afirmó que Pitt no quería comprarle su parte del negocio, ya que ella se negaba a firmar dicho acuerdo de confidencialidad “diseñado para obligarla a guardar silencio sobre el abuso y el encubrimiento”, en referencia al incidente ocurrido en un vuelo privado en 2016 que llegó a ser investigado por el FBI.
La próxima audiencia pública del caso está programada para el 17 de diciembre. “El escrito de respuesta no aborda nuestros argumentos y continúa basándose en conjeturas y especulaciones, todo ello con el propósito de invadir sus comunicaciones privadas con sus abogados. Esto confirma una vez más que esta demanda es la manifestación del esfuerzo que Pitt ha realizado durante años para acosar y controlar a Angelina. Esperamos con interés la próxima audiencia”, afirma el abogado de Jolie en un comunicado compartido ahora con la revista People.
Este capítulo sin resolver volvió a abrirse el pasado julio cuando Brad Pitt acusó al comprador de Jolie de haber tenido información privilegiada para la adquisición, es decir, directamente de su exesposa. Y para demostrar ese supuesto, ahora el intérprete de Seven le reclama en los juzgados a la actriz las comunicaciones privadas de esta venta, que él considera ilícita. Ante la presión del actor, la protagonista de Maléfica se ha acogido al privilegio de confidencialidad entre abogado y cliente para no atender la demanda.
