Por Eugenio La Oz
Hoy asistimos a una rueda de prensa en la Liga Municipal Dominicana (LMD), institución que preside Víctor D’Aza. Inicialmente desconocíamos el motivo de la convocatoria, pero la sorpresa fue mayúscula cuando escuchamos al propio D’Aza solicitar públicamente al presidente Luis Abinader que los 4,000 millones de pesos destinados a la LMD fueran entregados directamente a las alcaldías del país, y no a través de la Liga, como había sido la práctica durante su gestión.
La petición causó impacto. Durante los últimos años, la administración de Víctor D’Aza ha supervisado con rigor la ejecución de los fondos destinados a aceras, contenes y obras comunitarias, logrando un nivel de transparencia y eficiencia reconocido incluso por el presidente Abinader en su visita reciente a la LMD. En aquella ocasión, el mandatario elogió públicamente la pulcritud con que la institución había manejado los recursos asignados en procesos anteriores.
Una decisión que genera debate
La propuesta de D’Aza abre un interesante debate. Es cierto que en algunas alcaldías, bien organizadas y con capacidad administrativa, la entrega directa de los fondos podría agilizar proyectos comunitarios. Sin embargo, la realidad dominicana es distinta: la mayoría de los municipios aún presenta grandes debilidades institucionales, y ha sido precisamente la intermediación de la LMD la que ha garantizado seguimiento, supervisión técnica y un uso más responsable de los recursos.
Aunque la Liga seguirá acompañando en la supervisión y asesoría, no pocos analistas consideran que tarde o temprano varios alcaldes pedirán volver al modelo anterior, conscientes de que sin la mano orientadora de la institución el manejo de los recursos puede enfrentar retrasos, desvíos o falta de control.
El trasfondo político
Lo más revelador llegó después de la rueda de prensa. Fuentes confiables nos confirmaron que al menos cuatro de los presidenciables del PRM manifestaron seria preocupación tras escuchar que la LMD manejaría, aunque sea indirectamente, recursos de tal magnitud para ser distribuidos en todo el territorio nacional. El temor es claro: la figura de Víctor D’Aza, ya consolidada en el ámbito municipal, podría ganar una ventaja política considerable con esta acción, reforzando su posicionamiento en toda la geografía nacional.
Y no es la primera vez que su ascenso genera tensiones. Meses atrás, en el Club Calero, D’Aza abarrotó el recinto con el lanzamiento de su precandidatura presidencial. Planeaba replicar la hazaña en la Arena del Cibao y en un amplio local de Nueva York, pero justo entonces, otro grupo de presidenciables, alarmados por su crecimiento, presionó en el Palacio Nacional y en la dirección del PRM. La consecuencia fue inédita: el propio presidente Abinader pidió suspender temporalmente las actividades políticas públicas, un hecho que evidenció el nivel de fuerza y movilización que el dirigente había demostrado en sus actos iniciales.
Cercanía con la base del PRM
Hoy, Víctor D’Aza es visto como el precandidato más cercano a la base del PRM. Su gestión al frente de la Liga Municipal Dominicana ha transformado la percepción de esta entidad, históricamente relegada, y la ha convertido en un verdadero poder municipal que conecta directamente con los alcaldes y, por ende, con las comunidades.
En un escenario político donde la cercanía con el pueblo es vital, esa conexión lo convierte en un presidenciable que despierta expectativas y, al mismo tiempo, provoca recelos entre sus competidores internos. Todo indica que, más allá de la discusión sobre los 4,000 millones, lo que está en juego es el futuro político de un dirigente que ya dejó de ser una sorpresa y que amenaza con convertirse en protagonista de primer orden en la carrera presidencial del PRM.
